La Historia del Envejecimiento: La Edad Biológica vs. La Edad Cronológica
No es ningún secreto que el cuerpo cambia con la edad. Los cambios se observan en la apariencia (como las arrugas y las canas), así como en el accionar físico y mental (como reaccionar con más lentitud e ir perdiendo la memoria). Entonces, por lamentable que parezca, detalles como las arrugas, la calvicie y la pérdida del oído son, en gran medida, inevitables.
La pregunta es: ¿por qué?
Debido a que una parte normal del proceso de envejecimiento es el deterioro gradual del cuerpo y a que los efectos se hacen cada vez más evidentes en la segunda mitad de la vida. Desde los cambios en el aspecto físico, hasta el declive del cuerpo en cuanto a su capacidad para recuperarse de las lesiones y enfermedades (resiliencia), y la aparición de condiciones de salud relacionadas con la edad, los efectos de la edad no pasan desapercibidos y hacen que el hecho de envejecer sea algo penoso. Para cuando cumplimos 30 años, nuestro entusiasmo por los cumpleaños empieza a desaparecer. En lugar de ello, cada cumpleaños que pasa se vuelve motivo de angustia y es un sutil recordatorio de que nuestros mejores años ya quedaron atrás.
No obstante, ¿por qué todos anhelamos regresar a nuestros años mozos?
Para la mayoría de nosotros, eso no tiene nada que ver con volver a cuando teníamos veinte años, más bien se deriva de un fuerte deseo de conservar la vitalidad de la juventud. En otras palabras, solamente deseamos mantener la energía y la resiliencia física, de las cuales gozamos en esos años mozos.
De ahí la pregunta: ¿Es posible disfrutar de las ventajas de la juventud años después de haber cumplido los treinta?
La respuesta es sí, podría ser posible dejar a un lado los desagradables efectos secundarios del envejecimiento, al menos por un tiempo. El motivo es que la juventud no tiene que ver tanto con la edad que tenemos, sino que más bien tiene que ver con de qué edad nos sentimos y cómo anda el cuerpo. La cosa va más o menos así…
El cuerpo humano tiene dos edades: la edad cronológica y la edad biológica.
- La edad cronológica es el tiempo real que se ha vivido, o sea nuestra edad en años.
- La edad biológica se refiere a la edad que aparentamos y que en realidad tiene que ver con lo que sucede en el interior del cuerpo. Es algo así como la edad de los órganos del cuerpo (corazón, cerebro, músculos); y, en lugar de medirse en años, la edad biológica se determina con la cantidad de desgaste en el interior del cuerpo. Ese desgaste lo indica la salud de las células (las cuales constituyen los órganos del cuerpo), la cual se refleja en la funcionalidad de ciertas estructuras celulares, así como en la presencia de daños celulares.
Así que los síntomas que relacionamos con el envejecimiento (canas, pérdida de la memoria, dolores y achaques) podrían considerarse indicadores externos de que la función celular va en declive y de que el daño celular se acumula. Por lo tanto, a fin de detener el proceso de envejecimiento, se requiere tomar pasos para:
- Estimular la función celular y
- Proteger al cuerpo del daño celular
Eso estimula la salud de las células y, a la vez, ayuda a que los órganos del cuerpo funcionen a su nivel óptimo, lo cual nos mantiene con un aspecto y una sensación juvenil incluso ya entrados en años.
Mantenga la sintonía para ver la Parte 2: El envejecimiento y el estrés oxidativo para averiguar más en cuanto a los agentes que causan el deterioro del cuerpo, a la forma en que influyen en el proceso de envejecimiento y a lo que puede hacer para protegerse.
Artículo Original de LifeVantage.com